Una vez que los datos personales son robados, dañados, copiados, destruidos, o usados de manera no autorizada, pueden ser utilizados de manera ilícita para actividades fraudulentas, exponiendo incluso la integridad de los titulares en casos como:
- Mal uso de las cuentas existentes, es decir de las mismas que toman control al infectar el equipo del titular, o bien obtener sus datos con medios engañosos. Esto puede ser mediante tarjetas de crédito, ahorro y de cheques; y una vez que se cuenta con esa información, la persona que está haciendo el mal uso puede realizar pagos o hacer compras, con cargo a las víctimas.
- Abrir nuevas cuentas: utilizando la información obtenida de manera ilícita, y con ello solicitar tarjetas de crédito, realizar solicitudes de préstamos o seguros de automóviles, adquirir bienes, que más tarde serán cobrados al verdadero titular de la información robada.
- Perpetuar otros fraudes: como conseguir tratamientos médicos o servicios, hacerse acreedores a ciertos beneficios que el gobierno otorga, así como para el alquiler de alguna vivienda o para alguna situación específica de empleo.
- Publicar los datos y enviar información a lista de contactos conocidos: dañando la imagen pública y reputación de los titulares de los datos.
- Ser objeto de extorsiones incluso con sus familiares proporcionándoles información personal de la víctima del robo de información.
En consecuencia, el robo de los datos personales, su uso indebido, copia no autorizada o acceso indebido, expone a los titulares a daños, patrimoniales, mala imagen pública, daño a su honor, e incluso a su integridad física.