Privacidad en el entorno digital
Privacidad
Una de las primeras referencias al derecho a la privacidad se atribuye a un estudio publicado en la Harvard Law Review en 1890, con el título «The Right to Privacy». Conforme a dicho estudio, el derecho a la privacidad le otorga a toda persona plena disponibilidad para decidir en qué medida pueden ser comunicados a otros sus pensamientos, sentimientos y emociones.[1]
En México, diversos tribunales han señalado que la idea de privacidad puede describirse apelando al derecho que tienen las personas a mantener fuera del conocimiento de los demás ciertas manifestaciones o dimensiones de su existencia (conducta, datos, información, objetos) y el correspondiente derecho a que los demás no las invadan sin su consentimiento.
En este sentido, el derecho a la vida privada es un valor que toda sociedad democrática debe respetar; por lo que, a efecto de asegurar la autonomía de las personas para decidir los alcances de su vida privada, debe limitarse el poder tanto del Estado como de organizaciones privadas, para cometer intromisiones ilegales o arbitrarias en nuestra esfera personal.
El entorno digital y la privacidad
En relación con el derecho a la privacidad, es fundamental proteger la información personal que niñas, niños y adolescentes proporcionan e intercambian en el entorno digital, a efecto de impedir su utilización inadecuada con fines distintos para los cuales ellos la proporcionaron.
De conformidad con el portal “Internet Segura for Kids”[1], una mala gestión de la información personal en Internet puede acarrear diversas consecuencias para la privacidad de las niñas, niños y adolescentes, entre las que destacan las siguientes:
En este contexto, resulta oportuno hacer referencia a las Recomendaciones para mantener segura tu privacidad y datos personales en el entorno digital[2], elaboradas por el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), las cuales se basan en los siguientes ejes:
- El uso seguro de Internet, que permita a los titulares navegar de forma protegida a través de configuraciones en los navegadores, buscadores o la instalación de herramientas adicionales que les ayude a protegerse de los diferentes tipos de riesgos existentes en el entorno digital.
- El uso de las redes sociales de manera segura y responsable, para lo cual es fundamental establecer medidas de seguridad para que la información que se comparta sea vista solo por aquellas personas autorizadas por el propietario de la cuenta.
- La protección de cuentas, a través del uso de contraseñas seguras u otros mecanismos para evitar que personas no autorizadas puedan acceder a información o a datos personales.
- El uso seguro de dispositivos móviles, para lo cual resulta indispensable contar con medios para su administración, que permitan en caso de pérdida, robo o extravío, tomar acciones como buscar, bloquear o borrar la información y datos personales del dispositivo, a fin de evitar que se haga un mal uso de esta información.
- El uso de programas de cómputo y aplicaciones seguras mediante la descarga en sitios y tiendas oficiales.
- La protección contra malware, que consiste en el uso de herramientas para evitar y remediar infecciones, que pudiera provocar el daño o robo la información y/o datos personales de los titulares. Un malware es cualquier tipo de software malicioso que realiza acciones dañinas en un sistema informático de forma intencionada y sin el conocimiento del usuario.
- La instalación de actualizaciones en programas de cómputo y aplicaciones, para reforzar su funcionalidad y sus elementos de seguridad.
- Los respaldos de información como medio para garantizar que ante cualquier eventualidad se tendrá la información y los datos personales, en el momento que se necesite.
- El cifrado de la información, que consiste en un conjunto de técnicas que se aplican sobre los mensajes, para convertirlos en representaciones que carezcan de sentido para cualquiera que no esté autorizado a recibirlos o interpretarlos.
Adicionalmente, es importante señalar que, sin saberlo, cada persona puede realizar acciones que afectan la privacidad de otras, como lo es el ciberacoso. Por ello, a continuación, se mencionan algunas situaciones que ocurren día a día pero que debemos evitar para no violentar la privacidad del prójimo.[2]
Compartir fotos íntimas. Una adolescente envió una foto desnuda de sí misma a su novio mientras estaban saliendo. Cuando terminaron, él compartió la foto con otros chicos, quienes la llamaron con nombres perjudiciales y términos ofensivos a través de mensajes de texto y redes sociales. Además, debemos recordar que la violación a la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales es un delito sancionado gracias a la Ley Olimpia[3].
Acoso por dificultades económicas. Estudiantes publicaron comentarios denigrantes en las redes sociales sobre otro compañero, comentando sobre su ropa y zapatos, pues no eran de las marcas más caras como las que ellos usaban. Lo ridiculizaron, llamándolo “pobre”, y el acoso en la escuela continuó. El chico se perdió muchos días de clase por evitar el hostigamiento y la vergüenza.
Crear un perfil falso. El compañero de clase de una chica creó una cuenta falsa en las redes sociales con el nombre de un chico y comenzó una relación en línea con ella. Aunque no se habían conocido en persona, la chica divulgó información personal sobre ella y su familia a este “chico”. El compañero que creó la cuenta falsa compartió la información personal con otros chicos, que la usaron para acosar, avergonzar y hostigar a la chica.
Hostigar y difamar. Una adolescente fue hostigada por otras chicas de su clase por salir con un chico muy popular. Las chicas le enviaron mensajes ofensivos por texto y redes sociales, y escribieron mensajes difamatorios en su casillero.
Difundir información personal. Un adolescente publica comentarios en un foro público de juegos, expresando su desagrado de ciertas tácticas de un juego. Otro usuario no estaba de acuerdo con él en el foro, por lo que buscó información del niño en línea y publicó su domicilio, dirección de email y enlaces a redes sociales en otro comentario. El adolescente recibe múltiples emails y mensajes de extraños amenazándolo con ir a su casa, agredirlo y bloquearlo de los juegos.